Siempre que muere alguien tienes
la sensación de no haber estado con esa persona todo el tiempo que deberías, no
haberle acompañado en sus últimos momentos, esta sensación de vuelve peor
cuando encima sabes que estaba enferma y pasándolo mal en la última temporada.
Eso es lo que me ha pasado con
Ivi, una buena amiga de este loco amor, que ha estado años luchando con un
cáncer. La distancia con Panamá me servía de excusa para cruzar unos pocos
mensajes y fotos con ella, seguirnos por Facebook y poco más. Lamento no haber
quedado a almorzar, haberla acompañado algún día más a bailar, y haber charlado
con ella de sus negocios, y sus hijos, sus pasiones.
Havanna habló con ella en Enero,
quedamos en vernos en mi viaje en Febrero, y ya no contestó mis mensajes, lo malo
del “locoamor” es que no sueles tener el contacto con la familia ni amigos
cercanos, la parte “oculta” de nuestra vida nos hace que pasen estas cosas, quedas
excluido de la parte “oficial”.
Ivi era una luchadora incansable,
luchó años y años contra el cáncer, con recaídas y recuperaciones, en todo ese
tiempo nunca la vi perder la sonrisa, el buen humor, y las ganas infinitas de
vivir. Gozó del sexo, de nuestras juergas, viajes, y pasiones, era capaz de
arrancar temprano conmigo en Fusión, bichear un rato juntos, y después irse a
bailar sevillanas con sus amigas verticales.
Por otra parte, estar en la parte
“oculta” de la vida de nuestros amigos nos permite disfrutar de cosas que los
demás no viven con la persona, como dicen Diego y Mariana, “la paradoja del swinger aburrido”
esa parte rica me la quedo yo.
Además, me alegro de haber vivido
horas y horas de risas con ella, de su belleza exterior e interior, de las
juergas divertidísimas, que me considerara su amigo. Espero que haya podido
descansar y gozar de los recuerdos, que esa estrella tatuada la acompañe allá
arriba.
Texto: UHL - Foto: UHL