Nos quedamos groguis,… nos despertó un ruido de tambores, una comparsa brasileña en la playa, todo el mundo disfrazado de carnaval, se acercaban y al llegar a nuestra altura formaron un círculo, y quedamos casi aprisionados.
Unos negros senegaleses se apuntaron con sus tambores africanos, al ritmo de los brasileños… lo pasamos rico!!! Todo acabó de repente, anunciaron la continuación de la fiesta en uno de los locales, y quedamos todos con una buena calentura.
Menos mal que los negros siguieron con su ritmo loco, acompañados de sus cánticos de guerra, no era para menos, a muchas parejas les hacían los ojos chirivitas. (La eterna fantasía de muchos swinger, un hombre negro).
A una rubia madurita se le erizaron los pezones,… el marido la empujaba, el chichi agua,… no sé como acabo la cosa pero creo que la siesta fue tribal.
Texto: Un Hombre Libre